La Ley de servicios sociales de Castilla-La Mancha, concibe a los mismos como un derecho de la ciudadanía, estableciendo criterios de eficiencia y eficacia en la prestación de los servicios y a la persona como sujeto y centro de la atención, reconociendo su capacidad para la libre elección, para la participación en la toma de decisiones y para ser promotora de su proceso de cambio o mejora, todo ello desde un modelo de atención que promueva un entorno comunitario facilitador del desarrollo de la persona como individuo y miembro activo de la comunidad.
Recoge una serie de derechos a las personas, como el derecho a ser tratados con respeto, o recibir servicios de calidad, al mismo tiempo que establece para ellos una serie de deberes, posicionándolos como sujetos responsables de sus conductas y comprometiéndoles a participar activamente en su proceso de mejora, autonomía personal e integración social, una vez consensuado con los profesionales los términos de la atención necesaria para su situación.
Además, plantea los servicios sociales de Atención primaria como responsables de la coordinación de las actuaciones cuando se esté interviniendo complementariamente desde los servicios sociales especializados y/o Tercer sector, por lo que considera el Proceso de Intervención con el usuario como un único Proyecto que implica un Trabajo en Red, donde el responsable técnico es el profesional de referencia de la atención primaria, y el protagonista es la persona.
En un breve análisis de nuestra realidad, encontramos unos Servicios Sociales saturados de demandas, con unos profesionales sobrecargados, y abocados, muchas veces a dar respuestas rápidas a situaciones complejas.
La dispersión geográfica y su necesaria presencia en el territorio ha llevado, por otro lado, a una situación de aislamiento profesional que, unido a la excesiva burocratización y subordinación institucional, contribuye a un proceso de desempoderamiento profesional, que lleva a un trabajo rutinario, adecuando las intervenciones a la fragmentación institucional.
Esto, repercute significativamente en la imagen que se tiene de los servicios. Una imagen social desdibujada, y que a su vez retroalimenta el tipo de demandas que llegan (en su mayoría asistenciales). Siendo los profesionales cuestionados, en su saber profesional, por instituciones y ciudadanos.
Este contexto, ha podido llevar a los/las profesionales de los servicios sociales de atención primaria a realizar un trabajo menos reflexivo, menos personalizado, lo que conlleva un aumento de la insatisfacción profesional. A esta realidad, se suma la presencia de “la iniciativa social” que opera en el territorio, no produciéndose siempre mecanismos de coordinación adecuados entre los servicios públicos y el tercer sector.
Por todo ello, entendemos y ese es el objetivo de estas Jornadas, reflexionar sobre la intervención que se está llevando a cabo actualmente tanto desde los servicios sociales, como desde el Tercer sector. Y qué tipo de intervención sería posible.
Para orientar dicha reflexión, contaremos con las voces de profesionales que, desde dentro y fuera de la región, apuestan por Procesos de acompañamiento relacional y colaborativo llevados a cabo tanto desde dispositivos de intervención públicos como desde el Tercer sector.
Nuestros objetivos son:
Para ello, hemos reunido a profesionales de distintos ámbitos, tanto del universitario, como colegios profesionales, Consejería de Bienestar Social, Delegaciones Provinciales y los profesionales de la Atención primaria y del Tercer sector. Donde a través de ponencias, conversatorios y mesas de experiencias, avanzaremos en la mejora de los servicios sociales en nuestra región.
Casa Municipal de Cultura
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